En resumen, este informe recoge datos sobre la inversión en I+D, las operaciones financieras más relevantes, el impacto económico del sector, el talento que trabaja en él, y el ecosistema biotecnológico en España.
Tras seis años de crecimiento continuado de la inversión en I+D en actividades biotecnológicas, el año 2019 marcó un récord histórico con más de 940 millones de euros, lo que supone un 22% más de inversión que el año anterior y un 6% de la inversión total en I+D nacional.
En este sentido, las empresas biotech (es decir, el conjunto de compañías que tienen la biotecnología como actividad principal) prácticamente han duplicado su volumen de inversión en los últimos 10 años: si en 2009 se invirtió una cantidad de 344 millones de euros, una década después ha superado los 671 millones de euros. Así, las biotech mantienen un claro protagonismo frente a las secundarias y las que utilizan la biotecnología como una herramienta en sus procesos, pues acumulan más del 70% de la inversión en Investigación y Desarrollo.
Si hablamos de 2020, precisamente esta alta inversión realizada por la situación de emergencia ocasionada por el covid-19, aunque sigue siendo percibida como insuficiente, ha hecho que mejore un 30% la confianza de la sociedad en los conocimientos científicos como mejor base para elaborar leyes y regulaciones. Así, el sector ha contado con un gran reconocimiento social por ser generador de vacunas, test de diagnóstico y fármacos contra el coronavirus, ya que el lanzamiento al mercado de productos y servicios debido a la pandemia ha aumentado un 70%.
Además, en cuanto a la producción de conocimiento científico, la biotecnología española representa el 3,2% de la producción global en el área, alcanzando la 8ª posición a nivel mundial en número de documentos en biotecnología desarrollados.
El interés de los estudiantes por formación especializada en biotecnología sigue aumentando cada año. De este modo, la cantidad de matriculados en estudios universitarios de grado o máster en esta rama superó en el último periodo la cifra de los 7.200, de los cuales el 60% eran mujeres.
Dejando a un lado los estudios y centrándonos en la actividad profesional, cabe destacar que la presencia de mujeres en actividades biotecnológicas se mantiene en un 55%. Sin embargo, estas solo ocupan el 18,5% de las presidencias empresariales y el 24,4% de las direcciones ejecutivas. A pesar de ello, esta cifra se encuentra significativamente por encima de los datos registrados por las compañías del IBEX-35, donde solo representan el 2,9%.
Por otro lado, y enlazado con el apartado anterior, las empresas biotech disponen del mayor porcentaje de investigadores (sin contar a las compañías de servicios de I+D), con un 15,45% de investigadores sobre el total de personas ocupadas en nuestro país.
Continuando con la ocupación del sector, debemos destacar que las empresas biotech generan en torno a 29.500 empleos. Pero además, por cada empleo directo, se generan casi otros tres empleos indirectos e inducidos, de forma que estas entidades serían responsables del mantenimiento de unos 117.000 empleos, lo que representa el 0,6% del total nacional.
Si extendemos el análisis a todas las empresas que realizan actividades biotecnológicas, de forma directa o indirecta, los empleos generados están por encima del 1.380.000, es decir, el 7,5% del total nacional.
Como último punto clave de la situación laboral del sector, resalta que la productividad y salario por empleado de las biotech es más del doble de la media nacional.
En 2019 se aceleró considerablemente el proceso de expansión de empresas biotecnológicas, incorporándose más de 600 empresas en el mercado.
En 2020 se identificaron 56 nuevas empresas biotech, 29 empresas más que en el 2019, lo que se supone un crecimiento del doble de compañías en tan solo un año. En esta línea, del total de entidades que conforman el sector, 790 son exclusivamente biotecnológicas (biotech) y su actividad se concentra principalmente en la salud humana y la alimentación, (representando en conjunto casi el 90% del total).
Para finalizar, el informe nos indica que en el año 2019 las biotech aumentaron su facturación en un 20,8%, generando unos 12.000 millones de euros de facturación total, y superando, por primera vez, el 1% del PIB total.
Basándonos en todos estos datos, podemos afirmar que la industria biotecnológica se encuentra en un punto muy positivo de desarrollo y crecimiento, con perspectivas de futuro aun mejores. Sin duda, especializarse en esta rama abre un sinfín de oportunidades profesionales, centradas en mejorar la vida de las personas y la salud de nuestro planeta.
