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CAMBIOS Y TENDENCIAS EN LOS PROCESOS PRODUCTIVOS Y DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN LA GESTIÓN DE LA CADENA DE SUMINISTRO
16-02-2014

CAMBIOS Y TENDENCIAS EN LOS PROCESOS PRODUCTIVOS Y DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN LA GESTIÓN DE LA CADENA DE SUMINISTRO

La cadena de suministro se ha convertido en la primera década del siglo XXI en un elemento clave en la gestión estratégica de cualquier empresa.

Autor: Ramón García García (Director de Innovación y Proyectos CEL)

La cadena de suministro se ha convertido en la primera década del siglo XXI en un elemento clave en la gestión estratégica de cualquier empresa. Igualmente, fruto de la globalización, las cadenas de suministro están viviendo un proceso de alargamiento y creciente complejidad, con una elevada presión sobre los indicadores de actividad como niveles de servicio, puntualidad, fiabilidad y flexibilidad y, al tiempo, sobre los costes de los procesos logísticos, en un marco de extraordinaria competitividad.

La mejora tecnológica y el abaratamiento de los costes de transporte y las comunicaciones entre otros factores, ha generado complejos sistemas de aprovisionamiento, producción y distribución de carácter mundial que exigen a la gestión del sistema logístico una elevada eficiencia, otorgándole un papel significativo en los costes finales de los productos con la consecuente influencia en la competitividad de las empresas y los territorios. El modelo empresarial actual en el mundo y, en particular, el de España imponen por tanto la necesidad a las empresas de ser competitivas.

El uso masivo de las tecnologías de la información está teniendo un impacto revolucionario en la gestión medioambiental de la cadena de suministro, arrojando beneficios no sólo en la reducción de las emisiones contaminantes, sino también aportando valor en la optimización de procesos, en la gestión global de la cadena y, al tiempo, ahorros en la eliminación de redundancias y en el gasto energético.

Las tecnologías más relevantes para el sector son aquellas que aseguran la concordancia del flujo físico con el flujo de información, proporcionando una visión completa de la cadena de valor y permitiendo conocer, en tiempo real, la situación de las mercancías distribuidas. Aportando, por tanto, los cuatro ejes de la eficiencia logística “Visibilidad”, “Conectividad”, “Fiabilidad” y “Rapidez” y haciendo viable dejar en manos de terceros parte de la operación sin perder el control de la misma, avance que ha supuesto uno de los grandes pasos para el desarrollo de la Externalización de Servicios Logísticos.

La globalización y la externalización han cambiado totalmente la forma de trabajo de las empresas que operan con actividades logísticas, habiendo pasado en algunos casos de ser simples transportistas, que se limitaban a llevar mercancías de un lugar a otro, a complejas empresas de servicios, en su máximo nivel de desarrollo.

El nivel de exigencia en las prestaciones se ha ido incrementando paulatinamente y para afrontar estos cambios con éxito los operadores y agencias de transporte han tenido que realizar importantes inversiones en instalaciones, tecnologías, vehículos y recursos humanos.

Toda esta situación presiona a favor de cadenas de suministro de flujo tenso, y convertidas en gestores tecnológicamente avanzados de la información que genera el movimiento de mercancías. Factores como el uso intensivo de las tecnologías de la información, la presión de los clientes y los agentes gubernamentales a favor de una mayor responsabilidad social corporativa o la optimización en el uso de equipos y recursos humanos determinan una serie de tendencias que pueden fijar el rumbo que tomará la gestión de la cadena de suministro en un futuro.

CESIF

Las empresas del sector logístico y de transporte, conscientes del impacto ambiental que tienen sus actividades y, en parte, también, por la presión que ejercen sus clientes y, a su vez, sobre ellos, los consumidores finales, viven un proceso de control y potenciación de la calidad, algo que en caso de la eficiencia medioambiental se traduce en la búsqueda de una logística verde, green logistics. La logística verde se caracteriza por una conciencia ecológica muy desarrollada que busca una optimización en la gestión de la cadena de suministro con el fin de reducir el impacto ambiental que tienen la producción, almacenaje y transporte de los productos, al mismo tiempo que trata de mejorar la eficacia y los resultados de sus procesos.

El cuidado del medio ambiente también se tiene en cuenta en la logística inversa, un proceso en el que se ha de evitar la circulación indebida o incontrolada de excedentes, residuos, obsoletos y productos caducados, entre otros.

Por todo ello en los últimos tiempos se ha generado un nuevo enfoque en las políticas de transporte dentro de la Unión Europea a favor de los sistemas que producen un menor impacto en el medio ambiente y, particularmente, se está intentando fomentar el uso de medios alternativos al transporte por carretera, en especial el ferrocarril, con la creación de corredores y su apertura a operadores privados. Sin embargo, su eficacia es todavía bastante reducida, por lo que a las empresas que operan en la cadena de suministro no les queda otra vía, a corto y medio plazo, que reducir su impacto ambiental a través de la racionalización y optimización de sus operaciones.

En conclusión, la incorporación de nuevas tecnologías a los entornos de la cadena de suministro facilita la obtención de datos fiables en tiempo real. Convertir los datos en información permite tomar decisiones para incrementar la productividad (Lean Thinking) y la visibilidad de las operaciones. Usos de la información que aportan las TIC´s :

Perspectivas del sector logístico para el 2030

Del primer informe de la serie Transporte y Logística 2030, titulado “¿Cómo evolucionarán las cadenas de suministro ante un mundo con limitaciones energéticas y bajas emisiones de carbono?”, elaborado por PricewaterhouseCoopers, que proporciona una perspectiva global de cómo deberá reformarse la industria en los próximos veinte años”, se deprende que el impacto del cambio climático en el sector logístico y transporte impulsará un cambio en el modelo de negocio de las compañías, que en los próximos años se centrarán, principalmente, en la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono.

Según el primer informe de la serie Transporte y Logística 2030 titulado “¿Cómo evolucionarán las cadenas de suministro ante un mundo con limitaciones energéticas y bajas emisiones de carbono?” y elaborado por PricewaterhouseCoopers, el modelo de negocio de las empresas del sector logístico se verá modificado en los próximos años, por el impacto del cambio climático en el sector transporte.

Las compañías de este sector se centrarán en reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Esta acción es clave para reducir el coste del transporte de las mercancías, elemento primordial para decidir la ubicación del centro de producción y el diseño de la cadena de suministros.

Para lograr este objetivo es preciso realizar una planificación a largo plazo y establecer una cadena de suministros sostenible, controlando la movilidad de los empleados y disminuyendo al máximo el total de las emisiones.

El control en todo el proceso logístico, así como la implicación en la etapa de entrega de los bienes pedidos, son factores fundamentales, por lo que las organizaciones cambiarán su comportamiento con los proveedores logísticos de low-cost, en los que el cliente selecciona únicamente los productos o servicios necesarios, y con los de alta tecnología, que ofrecen la posibilidad de controlar en todo momento y en tiempo real el producto pedido.

Se generalizará el empleo de energías renovables, reduciéndose el consumo de combustible y fomentando el uso de vehículos eléctricos.

El consumidor, concienciado con el medio ambiente, apostará solo por productos y servicios que posean el sello ecológico.

Además se fomentará la colaboración y las agrupaciones cooperativistas con el objetivo de aumentar la eficiencia.

Una estrategia de negocio sostenible y estable permitirá a las empresas conseguir un buen posicionamiento en los mercados en los que operan, ofreciendo además una buena percepción a sus clientes y a los consumidores en general.

Conclusión

La irreversible globalización del comercio ha puesto en marcha un mercado internacional al que no puede renunciar ninguna empresa, independientemente del tamaño que tenga o la escala a la que compita. En un mercado mundial, la logística se ha convertido en un factor estratégico para la competitividad empresarial por las múltiples palancas que ofrece en la gestión, y que van desde el control de la producción hasta el marketing y la imagen comercial.

Fruto de esta potente presencia de la logística en el ámbito de la gestión empresarial a los más altos niveles y, como reflejo, por un lado, de la apabullante conciencia ecológica que existe a nivel planetario, y, por otro, de la cada vez más clara visión del fin de ciclo en el uso de combustibles fósiles, la logística va a vivir en los próximos años una creciente presión para el control del gasto energético y de sus emisiones contaminantes.

Esta presión se traducirá en una revalorización de la logística como actividad con un alto componente tecnológico tanto en la gestión de la información como en el uso de equipos eficientes, abierta a la cooperación y centrada en buscar cadenas de suministro eficientes,

flexibles y empeñadas en la búsqueda del equilibrio modal, con el fin de buscar un balance adecuado entre nivel de servicio, tiempo de respuesta y consumo energético, de acuerdo con una estrategia empresarial determinada.

Por lo tanto es muy importante trabajar en conseguir una actividad logística “eficiente y sostenible” basada en el apoyo de políticas gubernamentales y un entorno regulatorio adecuado, con un mejor reparto modal del transporte (Ferrocarril, Carretera, Mar,…), con uso intensivo de las nuevas tecnologías (gestión de flotas y Optimizadores de rutas, SGA´s, ERPs, …) y herramientas para la calidad en la gestión (Lean, SixSIGMA,…), y el empleo de empresas especializadas en logística y de personal cualificado con formación específica del sector, ya que todo esto puede suponer una clara fuente de ventaja competitiva para la Unión Europea, al mismo tiempo que se minimiza el impacto medioambiental, se racionaliza el uso de las infraestructuras y se convierte en una actividad generadora de empleo estable y de calidad y fuente de riqueza.

 

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